La epilepsia es una de esas enfermedades rodeadas de mitos y desinformación que hace que quienes la padecen vivan estigmatizados. De hecho, según datos de la Sociedad Española de Neurología, la mitad de los pacientes sufren algún tipo de estigma o discriminación de forma habitual. Todo a pesar de que es una enfermedad muy común y de que cada día se diagnostican más de 50 nuevos casos en nuestro país.
¿Es una enfermedad física o mental?
La epilepsia no es una enfermedad psiquiátrica, escapa al campo de la salud mental, y es que se trata de un problema físico provocado por un funcionamiento anormal y esporádico de uno o varios grupos de neuronas.
Más allá de las convulsiones
Generalmente se tiende a relacionar la epilepsia con las convulsiones, con una persona que ha perdido la conciencia y está agitándose en el suelo, pero esto no es siempre así. En realidad los neurólogos tienen identificados algo más de 30 tipos diferentes de crisis epilépticas, pero podemos decir que las principales se dividen en dos:
-Crisis parciales. En este caso el paciente no tiene por qué perder la conciencia, pero sí va a sufrir alteraciones del movimiento, de la vista o de la memoria. En otro casos la persona puede llegar a quedarse en un estado similar al del sueño.
-Crisis generalizadas. En las crisis epilépticas que pertenecen a este grupo el paciente siempre va a perder la conciencia. Esa crisis puede ser lo que se conoce como «crisis de ausencia o petit mal«, en la que veremos a la persona mirando fijamente a un punto sin responder a nuestra llamada, o también una «crisis tónico-clónica o gran mal» en la que el paciente sufrirá una convulsión completa. Este último caso son las más llamativas para quien la presencia.
¿Cuál es la causa?
No hay una única causa, hay muchos problemas de salud que pueden derivar en epilepsia, o incluso puede que no se llegue nunca a poder ponerle nombre. Estamos hablando de tumores cerebrales, hemorragias intracraneales, meningitis, lesiones cerebrales durante el parto o como consecuencia de un accidente, falta de sueño, por envenenamiento, epilepsias familiares hereditarias… La lista es larga.
¿Se puede curar?
La epilepsia es una enfermedad crónica, y como tal se puede tratar y controlar pero difícilmente podemos hacer que desaparezca. Para tratarla, los neurólogos recurren principalmente a dos fórmulas: los fármacos o la cirugía.
En primer lugar se optará por un tratamiento farmacológico, bien con un antiepiléptico o combinándolos, y gracias a ellos en el 75% de los pacientes se consigue un control de las crisis. Para los casos más complejos que no responden a los fármacos intentarán abordarla mediante cirugía, eso siempre que la parte del cerebro que está originando las crisis pueda ser abordada y no afecte a regiones vitales.
Las personas con epilepsia, ¿pueden hacer vida normal?
Una vez controladas las crisis con el tratamiento adecuado, se calcula que siete de cada 10 pacientes con epilepsia pueden disfrutar de una vida normal y sin crisis que condicionen su día a día.
¿Qué son las «auras»?
Son algo que experimentan algunos pacientes justo antes de iniciarse la crisis epiléptica. Cada persona la define de una manera, unos como alteraciones visuales, otros como alteraciones en el gusto, algunos como una sensación extraña de miedo… Una vez identificada ese aura, puede ayudarles para predecir una crisis, dándoles un valioso tiempo para ponerse a salvo alejándose de ventanas o bajándose de escaleras y avisar a alguien cercano.
