La diseñadora de moda sostenible que recicla las prendas usadas en muebles o merchandising: «Compramos demasiada ropa. Hago un llamamiento al alquiler»

Comenzar

«Catorce prendas de ropa vierte cada español al año. 990 toneladas de ropa se vierten en España cada año. El 15% de los desechos logra ser recolectado. El 80% se deposita en vertederos o se incinera».

Estos son algunos de los enunciados que se encuentran en la página web de Menostrash, el proyecto que da una segunda vida a la ropa. Su objetivo es coger las montañas de ropa usada y transformarlo en un nuevo material reciclado y reciclable para construir objetos funcionales, tales como mobiliario o merchandising.

Nacida en una minúscula isla del océano Pacífico y a la vista de la Antártida, María Carolina Carabajal Ruiz (Tierra del Fuego, Argentina, 1991) estudió un máster en innovación textil en Madrid porque vio que la ropa tiene una segunda oportunidad. «En 2018 decidí que era hora de conocer el mundo, así que empecé mi viaje con una visa de working holidays en Irlanda. Pero antes me marché a la capital», sostiene Carabajal a GRAN MADRID.

Se declara una fan de la moda sostenible, y tanta es su pasión por este ámbito que viajó a Malta para realizar un voluntariado hace tres años. Allí enseñó un taller llamado El arte de reciclar a niños de países como Libia o Siria.

«Descubrí que la ropa usada que enviábamos de Europa a sus países no llegaba como beneficio solidario, sino que se había creado un negocio de reventa que había destruido la economía local. Además, la mayoría de estas prendas eran de poliéster (plástico), que tarda más de 200 años en degradarse y contamina el suelo, el agua y el aire. No podía permitir que esto siguiera sucediendo, así que creé algo desde el desecho: Menostrash», comenta.

También, dice la experta, realizado varios proyectos sobre reciclaje con los niños, desde enseñar sobre la contaminación que genera el plástico y por qué, a educar en la separación correcta de la basura o la reutilización de diferentes materiales.

Ha pasado por varias sociedades. Como el gigante empresarial español Ecoalf, una mercantil que produce ropa con plástico recolectado del fondo del mar: «Me di cuenta de que el futuro de la moda no estaba en la tecnología, sino en la sostenibilidad», asevera Carabajal.

«La ropa dura mucho más de lo que se piensa la gente y además tiene mucho valor. Ahora par de años la desechamos. La ropa que llega se convierte en basura si no es reutilizada«, reivindica. Recientemente, ha recibido un galardón por parte del Ayuntamiento de Madrid, en el marco de los Premios Emprendedora 2024, con motivo de su proyecto Menostrash: «Fue increíblemente gratificante recibir ese galardón, no me lo esperaba, había muchos proyectos muy, muy tochos».

Carabajal trabaja en La Nave de Madrid, el espacio de innovación del Consistorio madrileño ubicado en Villaverde. «Aquí hay gente trabajando en startups prometedoras buscando soluciones a problemas graves de la sociedad actual».

Además, esta treintañera diseña perchas a partir de estos desechos textiles. Desde su lugar de trabajo considera que «compramos ropa como pollos sincabeza y no sabemos nada de minimalismo. Estamos en la premisa de que más es mejor.»

«Tenemos mucha ropa en casa y la desechamos enseguida. A día de hoy, compramos el doble de ropa pero la usamos la mitad de tiempo. Las modas cambian para generar ese consumo. Estamos cambiando los modelos, las bases. Podemos hacer que la rueda funcione, que todo el mundo viva bien», añade.

Esta «diseñadora de moda sostenible», como se autodenomina aunque reconoce que no ese término no existe, cree que una de las mejores soluciones para paliar el desperdicio textil es el alquiler. Hace un llamamiento a arrendar la ropa. «Encuentras en plataformas que esto ya se puede hacer. Son buenas herramientas para evitar el consumo masivo de textiles», concluye.

Moha.es