Muere Fethullah Gülen, el poder en la sombra que intentó desafiar a Erdogan

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Fethullah Gülen, líder y fundador de una influyente cofradía islamista, acusado de infiltrarse en el apartado estatal turco y de una intentona golpista en 2016, ha fallecido, según ha anunciado este lunes su sobrino, Ebuseleme Gülen. El clérigo islamista es una importante figura de la historia reciente de Turquía, que desarrolló una gran influencia a través de una red de escuelas, medios de comunicación y conexiones en los cuerpos de seguridad y judiciales del país.

Cuando el partido de Recep Tayyip Erdogan, el islamista AKP, ascendió al poder en el año 2002, Gülen le brindó un apoyo extraparlamentario, que se alargaría durante una década. Un enfrentamiento entre ambos aliados -cuyo motivo aún se desconoce- provocó una persecución de la cofradía de Gülen, que fue acusada de crear «un estado dentro del estado» con una red de conexiones institucionales. Tras el golpe de Estado fallido de 2016 su orden religiosa fue designada como organización terrorista.

Gülen ha fallecido a los 83 años en Pensilvania, Estados Unidos, donde residía en un exilio autoimpuesto desde 1993. El destierro del clérigo, pese a su influencia, se puede apreciar en los periódicos nacionales -en su mayoría en manos de empresas cercanas al gobierno- que no han publicado la noticia en sus portadas.

Nacido en 1941 en Erzurum, en el este de Turquía, Gülen siguió la estela de su padre y se formó en el Corán hasta llegar a ser clérigo. A principios de los años 60 adquirió notoriedad como imán y aprovechó su influencia para crear residencias para estudiantes que marcarían el inicio de una red cada vez más amplia de instituciones educativas, editoriales, comercios y medios de comunicación.

Con una imagen del islam moderada y abierta al conocimiento, la cofradía gülenista atraía a familias con sus propuestas educativas de calidad, les facilitaba el acceso a cargos de poder en instituciones y sector privado, para luego sacar partido para engrandecer su red. A finales de los años 90 sus actividades empezaron a despertar sospechas y fue un informe policial que definió a Gülen como líder una organización que «infiltra a sus miembros en el departamento de policía», lo que empujó al clérigo a autoexiliarse en Estados Unidos.

En el extranjero continuó extendiendo su influencia a otros países con una red de escuelas y centros culturales por toda África, Sudamérica, Estados Unidos y los Balcanes. Su destierro no le impidió seguir manteniendo su red en Turquía, con la que contribuyó al ascenso del AKP de Erdogan. Durante su alianza empezó la persecución de periodistas críticos con el movimiento Gülen y el gobierno, que fueron detenidos y acusados de terrorismo, en el marco de un proceso judicial contra el ejército.

La disputa entre ambos aliados se reveló poco después, cuando la cofradía de Gülen publicó unos audios que involucraban a Erdogan, a su familia y a importantes figuras del gobierno en graves casos de corrupción. La revelación de este espionaje telefónico provocó el inicio de una purga contra Gülen y sus seguidores que se intensificó tras el intento fallido de golpe de Estado contra Erdogan.

Si bien el clérigo negó su implicación, la contienda contra el movimiento islamista abarcó el aparato estatal, pero también a centenares de ciudadanos que habían estudiado en sus escuelas o tenían una cuenta bancaria en instituciones afines a la cofradía.

Más de 77.000 personas fueron arrestados y más de 150.000 funcionarios, entre ellos jueces, soldados, maestros y doctores, fueron suspendidos y se les impide el acceso al sector público hasta el día de hoy. Turquía designó a la red gülenista como organización terrorista y confiscó o cerró todos sus medios de comunicación y escuelas, a la vez que forzó a otros gobiernos a perseguir las redes del movimiento en sus países.

El ministerio de Justicia solicitó oficialmente su extradición a Estados Unidos en siete ocasiones, debido a las 27 acusaciones que pesaban sobre el clérigo, desde «intentar abolir el orden constitucional» a «crear una organización terrorista armada» o «espionaje militar».

La negativa de Washington a su extradición provocó tensiones diplomáticas entre ambos países, que empeoraron con la detención en Turquía de un pastor evangélico estadounidense y un trabajador consular de doble nacionalidad. Estados Unidos respondió congelando los visados para no inmigrantes en el país, en una rápida escalada diplomática que afectó gravemente la economía turca. La muerte de Gülen puede agilizar el acercamiento entre ambos aliados de la OTAN que se estaba produciendo en materia de defensa y energía.

Moha.es