Podemos sube su precio y desata su línea más dura contra el PSOE: «No somos socios»

Comenzar

Podemos se prepara para este ciclo político sin elecciones con la convicción de poner tierra de por medio con el PSOE y de convertirse en el apoyo más caro, más exigente y más difícil de conseguir por Pedro Sánchez para ganar las votaciones en el Congreso. Ione Belarra reúne este fin de semana en Madrid a las fuerzas vivas del partido y de su órbita en el cónclave ideológico más importante del año para los morados con el objetivo de insuflar esa línea estratégica. El momento invita a esa confrontación dura con el PSOE. La corrupción del caso Ábalos y la «emergencia social» por la vivienda han situado en la agenda política y mediática como máxima prioridad dos de los temas que propiciaron el nacimiento y acelerada expansión de Podemos entre los años 2014 y 2016. Y encima la calle empieza a despertar y amenaza con hacer de la vivienda un problema impugnador.

Vuelve el Podemos más incisivo, duro y ruidoso con el PSOE. Ya se está viendo. El que señala al presidente del Gobierno y a su partido por la corrupción del caso Ábalos con la siguiente sentencia: «Es inverosímil que Pedro Sánchez y el PSOE no supiesen nada». El que acusa al jefe del Ejecutivo de enterrar la «legislatura progresista» para hacer «medidas de derechas». El que ayuda a reprobar en el Congreso al ministro de Transportes, Óscar Puente. O el que señala al Gobierno como cómplice del «genocidio» de Israel en Palestina por no actuar con mayor contundencia contra Tel Aviv para frenar la guerra. Todo esto en esta misma semana. Antes había sido la arremetida contra la reforma pactada con Bildu de la Ley de Seguridad Ciudadana.

Podemos no está aún en la etapa de la «cal viva» de Pablo Iglesias pero se aproxima al discurso agresivo y contundente de aquellos tiempos. La derivada es que ha dejado aparcada su obsesión con Sumar, que no es que haya dejado de ser el enemigo, pero atacar al PSOE aparece hoy como una opción más rentable. Además, a nadie se le escapa que los cantos de unidad volverán a sonar más pronto que tarde cuando haya urnas y lo más importante será estar entonces lo más fuerte posible.

Podemos quiere ocupar un espacio crítico en la izquierda que recoja el desgaste que sufre el PSOE -ahora más por la corrupción- así como la decepción por las medidas que no llegan o que se quedan cortas. Ése es un hueco que ha dejado libre Sumar en el momento en el que, por su presencia en el Consejo de Ministros, ha tenido que mimetizar posiciones con el PSOE en muchos de los asuntos de la agenda. Salvo el de vivienda, donde ahí sí que los de Yolanda Díaz aprietan tan fuerte que han provocado el malestar del sector socialista del Ejecutivo.

El partido morado quiere alejarse del PSOE y hacer ostentación de ese movimiento. «Nosotros no somos un socio del Gobierno», advirtió el diputado y dirigente Javier Sánchez Serna el pasado martes. «Nosotros apoyamos una investidura porque la alternativa era peor». La argumentación que usa Podemos es que negocia las medidas de una en una poniendo sus «condiciones» y que no se siente atado a respaldar nada que no les guste o quiera. Ni salvar de la quema al ministro que se tercie.

El partido que encabeza Belarra ha visto la rentabilidad con la que Carles Puigdemont está exprimiendo a Sánchez y no va a dejar pasar la oportunidad de aprovechar esa debilidad para, al igual que Junts, librar su propia partida de póker con el Ejecutivo para arrancar contrapartidas que luego le permitan vender éxitos al votante en esa vocación por recuperar el espacio electoral perdido a manos de Díaz y Sumar.

Tener las manos libres permite apretar a conveniencia. Y Podemos se ha soltado en esa estrategia de aplicar la máxima dureza al calor del caso Ábalos, consciente de que hoy por hoy es el punto débil de Sánchez. Hurga ahí mientras espera sentado en la silla a que le llamen para negociar los Presupuestos con un folio lleno de condiciones en vivienda o las relaciones diplomáticas con Israel. «Sin los cuatro diputados de Podemos no hay Presupuestos ni van a salir muchas leyes», se advierte. Fuentes de la dirección morada reconocen que todavía no han contactado con ellos ni para aprobar el techo de gasto ni para las cuentas. Pero saben que antes o después llamarán.

En este contexto de distanciamiento con el PSOE, Podemos celebra hoy y mañana su Uni de Otoño, el cónclave de rearme ideológico del partido que este año lleva por título Cambiar todo lo que no podemos aceptar. Por el Círculo de Bellas Artes de Madrid pasarán los dirigentes morados, regresa Pablo Iglesias y desfilarán partidos aliados como La Francia Insumisa, el Bloco de Esquerda (Portugal) o el británico Jeremy Corbyn.

Moha.es